En verano, nuestro cuerpo nos pide a gritos comidas más ligeras y refrescantes. Por eso, en estos meses tenemos que adaptar nuestra dieta al calor. No te hablamos de comer menos, sino de comer diferente.
Estés o no estés de vacaciones, hemos llegado a esa época del año en que uno se broncea simplemente caminando por la calle o tomando algo en una terraza.